El Valencia se instaló en una montaña rusa desde el principio y solo ha encontrado estabilidad en la Copa del Rey, donde el camino se le presentó benevolente pero también donde supieron jugar a la perfección sus cartas. Todo a la Copa fue la apuesta de José Bordalás consciente de que puede abrir el camino de Europa (la máxima aspiración del club) y el del noveno título (la ilusión de aficionados).