Intentando que los responsables políticos, policiales o deportivos tomasen medidas enérgicas, urgentes, inflexibles, contra la violencia ultra. Hasta que se produce otra muerte. La quiero mucho», nos asegura su padre educadamente. El hombre paga su cuenta, se coloca sus gafas de sol y nos invita a acompañarle a la acera de enfrente del establecimiento, ubicado junto a una tienda de chinos. Allí espera la madre de Susana, Rosa Pacheco, con un plumas rojo PSOE y una dulce sonrisa. «Tenemos poco tiempo porque tenemos que ir al médico, que mi marido está chungo de la vista.