“La gente a veces se queda con la superficie, por ejemplo, lavarte las manos -esto es un ritual, una compulsión-, que es lo que casi todo el mundo conoce y relaciona con nosotros. Lavarte las manos no tiene necesariamente que ver con estar limpio, es por bajar esa ansiedad y tienes la sensación de que eso que anticipas no va a pasar”. El segundo componente que a mí me gusta añadir es la emoción, que es esa ansiedad y ese pánico”.