Pero la exposición excesiva de la marca como patrocinadora, con cerca de 2.000 atletas recibiendo subsidios y equipamiento, la sobreproducción innecesaria de materiales y la desatención al público femenino, que en esa época comenzó a interesarse por el deporte, reportó por primera vez pérdidas a la empresa. Todavía hoy la marca Jordan sigue siendo uno de los pilares de Nike.