Ha caído en un equipo casi a su medida tras las batallas que tuvo que librar en Eibar y el duro invierno en Londres. Si el Valencia se ha sostenido pese a ser el segundo equipo más goleado de la Liga, ha sido gracias a su pegada, a la libertad que desde el banquillo se ha dado a la creación de estos futbolistas, a los que en enero se unió otro con chistera: Bryan Gil.